Selah: Un silencio necesario – Día 1

El silencio puede incomodar, pero también puede hablarnos, por más arjonesco que eso suene.

En los Salmos, encontramos esta palabra: Selah. Significa silencio. Se ha interpretado como una instrucción para los músicos y también como un momento de silencio del escritor para reflexionar.

Algo muy interesante es encontrar los cambios en la escritura después de un selah. En el Salmo 3, David está reclamando a Dios, molesto, pero después del selah su tono cambia y empieza a reconocer lo que es Dios, lo que hace Dios en él.

Pensando sobre esto, me doy cuenta que ese silencio es necesario. Frecuentemente hago oraciones que tienen un poco de devoción y discusión a la vez. Quiero agradecer a Dios pero también reclamar, y cuando reclamo mucho, me doy cuenta que me estoy centrando en mi y no en él.

Cuando la oración, en un gran porcentaje se convierte en una queja, es necesario hacer silencio por un momento

Hacer silencio un momento, respirar y recordar quién es Dios nos ayuda a retormar la perspectiva. Nos ahogamos en preocupaciones, en interrogantes y espirales que parecen sin salida, pero el momento en el que recordamos a quién oramos, todo cambia.

No nos olvidemos de eso, el silencio frente a Dios, para escucharlo, para recordar su obra, para reflexionar sobre sus enseñanzas con nosotros, podría ser la herramienta a través de la que Dios nos transforme aún más que con miles de palabras.

Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios!
Muchos son los que se levantan contra mí.
Muchos son los que dicen de mí:
No hay para él salvación en Dios. Selah
Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí;
Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.

Lee la reflexión sobre el Salmo 3 haciendo clic aquí

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