¿Han visto House? Deberían, no es como «Dejados atrás» que les mete miedo para ir a la iglesia porque sino se van al infierno, pero sí les hace recapacitar sobre sus hábitos diarios y su incidencia en su salud física y emocional. Consejo audiovisual de hoy #Plop.
Mi hermano me recomendó mirar esa serie. La trama se desenvuelve alrededor de la vida de un médico de diagnóstico llamado Gregory House y su habilidad para encontrar la enfermedad más recóndita en sus pacientes. A pesar de su genialidad, su día a día se ve afectado por un dolor insoportable en una de sus piernas, para lo cual toma Vicodin, el medicamento que le ayuda a olvidar el dolor y al cual es adicto.
Hay un episodio en el cual uno de sus colegas le da aspirinas en lugar de Vicodin, pero no se lo dice, por lo que él cree que el medicamento es el mismo e incluso piensa que es un medicamento más poderoso que el que acostumbra tomar. Vive una semana espléndida con menor dolor y más satisfacción atribuyendo esta cura milagrosa al nuevo medicamento. Al final se entera que el «nuevo» medicamento no es tan nuevo, apenas eran analgésicos comunes y corrientes y no su super droga. Este engaño mental se llama efecto placebo.
Desde hace varios días llevo pensando cual es mi placebo. Lo reconozco, hay cosas en mi vida que me hacen sentir mejor y me hacen olvidar de lo que estoy pasando: amigos, dinero, lugares, comida, personas, recuerdos. Generamos adicción a ciertas situaciones y personas y creemos que ellos nos hacen sentir mucho mejor de lo que una terapia o un tiempo con Dios nos ayudaría. Creemos que ya no es tan grave la situación porque la gratificación que obtenemos parece ser mayor que nuestros vacíos y temores. Pero hay un momento en el que ese placebo nos falta y ahí es cuando nos damos cuenta de nuestra condición. Solo fuimos sedados. El analgésico temporal al que acudes para apaciguar tu realidad quizá tiene nombre y apellido, o precio.
Es necesario deshacernos de los placebos, de nuestras curaciones mal hechas que nos engañan y nos mantienen sedados. ¿A qué debes renunciar?