Cristiano: Usted necesita abrirle las puertas de su corazón a Jesús para conocerlo.
Jimmy: Pero Jesús tiene una relación con todos: cristianos, borrachos, drogadictos, glbt’s, ateos, pastores, ¡con todos!
#Plop.
A los cristianos evangélicos nos han enseñado que para conocer a Jesús debes ser parte del «Club de los Cristianitos», y que todos los que están fuera de este grupo están aislados de Dios, ellos no lo conocen ni lo conocerán hasta que escuchen nuestro mensaje maravilloso. Resulta que «Dios depende de nosotros para revelarse al mundo». #Fail.
¡Qué gran error hemos cometido los cristianos al creer que tenemos la verdad! O acaso ¿no sabías, amigo creyente, que tú no tienes la verdad? Conoces la verdad, pero no la tienes, te ilumina, pero no la posees, es más grande que tú. Es el creador de las galaxias, ¡miércoles! Hemos humanizado tanto a Dios que creemos que es como nosotros, una persona, y nos olvidamos que si creó las constelaciones es porque ¡él es más grande que ellas!
El otro día me puse a pensar en Zaqueo, aquel cobrador de impuestos que estafaba a sus compatriotas para amasar una fortuna amparada por el sistema tributario de la época. Jesús lo ve colgando en un árbol y le dice «Hoy voy a tu casa a cenar» ¿¡What!? Pero Jesús, él no es cristiano, no va a la iglesia. Zaqueo no ha hecho la «oración de fe», no fue al encuentro, al retiro, ni al campamento; ni siquiera ha pisado una iglesia… ¿Cómo es que vas a su casa, es que acaso tienes una relación con los «pecadores»? ¡Si, la tiene!
Aquí se caen las ideas de los que piensan que hay que azotarse la espalda y la conciencia para tener un encuentro con Jesús. Él se encuentra con quien quiere, cuando quiere y como quiere. Mi amiga Pau me dijo:
Hemos rebajado el cristianismo a tan poco que creemos que Dios está esperando que nos acerquemos, que hagamos una oración, que «le permitamos entrar a nuestro corazón»
Nos han dicho que Jesús es «un caballero que espera en la puerta de tu corazón» pero hemos confundido el mensaje a una de las 7 iglesias con lo que él es. Saulo era un defensor de la religión que mataba a quienes no seguían «la ley», Jesús se le aparece y no «golpea la puerta de su corazón». ¡No! No le pregunta, llega. ¡Es Dios! ¡Cuánto nos falta entender eso a nosotros, limitados seres humanos!
El hijo pródigo no llega a la iglesia, se arrepiente, va a un retiro o evento para recibir «la unción», no. Ni siquiera llegaba a casa cuando su papá se abalanzó sobre él para abrazarlo, le dio una nueva oportunidad mucho antes de poder pronunciar una sola frase, una oración o poner una moneda de diezmo.
Zaqueo estaba cobrando impuestos, Saulo encarcelando y matando cristianos, Pedro pescaba, el hijo pródigo era un pordiosero, Jimmy no tenía sentido en su vida y… Jesús aparece. Él es Emanuel «Dios hecho hombre». Hizo el sacrificio más grande y nosotros aún creemos que para conocerlo hay que ser cristianos. Por favor.
Dejemos de creer que para conocer a Dios hay que cristianizarse primero, ¡él vino por nosotros pecadores!. Lo dijo «Los sanos no necesitan médico, sino los enfermos». No te sanas antes de ir al doctor, vas como eres. Dios entabló una relación con toda la humanidad a través de Jesús, no de tu religión ni tus oraciones de fe.
Dejemos de estorbar en la puerta pidiendo peaje para conocer a Jesús. Dios hecho hombre, a través de él, no de la iglesia ni de tus ideas, todos tienen acceso directo al Padre.
Nota: En todos los casos expuestos sucedió algo que siempre debería suceder después de un encuentro con Jesús: Arrepentimiento. Lo conocieron pecadores, y regresaron con una vida cambiada. Nunca, nunca la vida es igual después de tu encuentro con Jesús.