Sí, así como lo lees. A veces, hay que romper las reglas.
En Ecuador recordamos la Batalla de Pichincha, que sucedió el 24 de mayo de 1822. Después de 13 años del Primer Grito de Independencia en Latinoamérica, que sucedió en Quito en 1809, seguían persiguiendo la tan anhelada emancipación. Esto fue posible gracias a la rebeldía de algunos, los que no estaban conformes con las cosas como eran.
Desde pequeños nos enseñan a portarnos bien, a no reclamar, a callar, a obedecer sin protestar. Crecemos y mantenemos ese patrón, vemos injusticia pero no decimos ni hacemos nada. Somos materia prima para la esclavitud y el abuso, a menos que decidamos romper las reglas.
Pelea por los que se cansaron de pelear
¡Necesitamos romper las reglas! pero no apuntando a la anarquía, sino a una nueva independencia de las ideas que nos oprimen. Algunos leen esto y piensan «¡que bien! abandonaré mis estudios porque me estoy rebelando contra el sistema» y es lo contrario, aprende lo que más pueda y hackea el sistema. Donde todos dicen que está bien aprovecharnos de otros, haz una propuesta contraria. Donde abusan de otros, párate y pide justicia. Donde se burlan de otros por su vestimenta, su forma de hablar, su procedencia, párate y habla por los que han sido maltratados tantas veces que se cansaron de pelear.
Recordemos que el imperio español estaba establecido legalmente en Sudamérica, pero que algo sea legal no quiere decir que sea lo correcto. Que alguien en la actualidad tenga autoridad sobre otros y se aproveche de eso podría ser legal, pero no es lo correcto y si nos callamos, somos cómplices.
Las consecuencias de gritar por libertad son nefastas. Martin Luther King murió, Jesús fue crucificado. Ahora nadie quiere arriesgarse por nadie. Nos educaron tan bien para el silencio que ante un robo sacamos los celulares para grabar en lugar de defender a otros.
En la iglesia donde hay injusticia, ¡pide y haz justicia! En el vecindario donde son maltratados niños y adultos, tú haz algo al respecto. Vivimos en un mundo que clama por justicia, y somos los llamados a levantar el reino de Dios aquí.
El trabajo que yo los envío a hacer es peligroso.
Es como enviar ovejas a un lugar lleno de lobos.
Por eso, sean listos y estén atentos como las serpientes,
pero sean también humildes, como las palomas.Mateo 10:16 TLA