Jesús es un especialista en mirar más allá de lo evidente. Donde nadie vería un líder, él lo veía. En aquella mujer que se veía tan acabada y lastimada por la vida, él miraba a una embajadora de su reino y su mensaje.
- Pedro era un pescador, un artesano trabajador con problemas en el manejo de sus emociones, que fue capaz de cortarle la oreja a alguien a sangre fría. Jesús vio en él un potencial predicador, un pilar en la fundación de la iglesia cristiana.
- Pablo era un celoso religioso, ostentoso en toda su educación, tan celoso que encarcelaba a los herejes. Jesús vio en él al más grande pregonero de las buenas nuevas de la historia.
- La mujer samaritana era una mujer divorciada cinco veces. Jesús vio en ella a una mujer que necesitaba llenar su corazón con agua viva y que se convertiría en embajadora del reino de los cielos.
Es frecuente escuchar «él tiene madera para líder», «a ella debemos tomarle en cuenta porque tiene madera para directora». ¿Cómo vemos a los que parece que no tienen madera para nada, los descartamos o nos preocupamos de ayudarlos a crecer y desarrollar sus habilidades y talentos?
¿Qué hacemos con los rebeldes de la iglesia, de la escuela, del colegio, de la casa? A veces los etiquetamos:
- Mira, tu hermana sí es educada, no como tú
- Él como estudió va a ser alguien en la vida, no como tú
- Ella no quedó embarazada como tú, ella no se arruinó el futuro
Los errores de cada uno traen consecuencias, pero no es necesario sumar etiquetas y comparaciones. Es necesario ver más allá, mirar con los ojos de Dios, pedirle que nos permita mirar lo que no vemos. Detrás de aquel etiquetado hay mucho valor, detrás de la etiqueta de la mujer invisibilizada y criticada por su pasado hay una mujer que Dios creó a su imagen.
¿Estamos dispuestos a mirar más allá de lo evidente?
Dios no se fija en las cualidades que la gente ve. La gente sólo presta atención al aspecto de las personas, pero el SEÑOR ve su corazón. (1ra de Samuel 16:7 PDT)