Marzo 9: Un verso para el bolsillo

Qué complicado es pensar en una iglesia inclusiva, donde hombres y mujeres sean respetados por igual, cuando aún tenemos reglamentos machistas institucionalizados, justificados en textos bíblicos mal interpretados. ¿Será que Jesús pensaba en una iglesia únicamente dirigida por hombres?, ¿Será que cuando nos creó a imagen y semejanza suya, determinó que la mujer tuviera menos oportunidades?

Hay una carta que escribió Pablo a la gente de Galacia. En el capítulo 3 empieza hablando de la ley, la fe y la gracia. Hace hincapié en que el tiempo de la ley ya pasó, pues desde Cristo, en él encontramos vida. Y hace una aclaración magistral, que la hemos pasado por alto durante mucho tiempo.

Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer, sino que todos ustedes son uno en Cristo Jesús.

Gálatas 3:28

La serie de esta semana es «Mujeres de la Biblia», y es increíble mirar alrededor y ver que aún la iglesia ha limitado el servicio a la mujer. Pueden hacer esto, pero no esto. Hemos aplicado la ley en lo que nos conviene, para mantener cúpulas dirigidas por hombres, pero Pablo mismo nos recuerda que no hay diferencia entre hombre y mujer ante los ojos de Dios.

Quizá es hora de quitar los ojos de nuestras estructuras, prejuicios y malas lecturas y pedir perdón a Dios por toda la indiferencia que hemos tenido con las mujeres en la iglesia

Al leer esto y vivirlo, eliminaremos muchos estigmas presentes en el hogar, en las iglesias, en las organizaciones. Uno de ellos es pensar que la mujer no puede esto, pues claramente Dios nos ve con las mismas capacidades. Dejaríamos de verlas como la mitad del hombre y pasaríamos a mirarlas como un ser integral que no vive en dependencia de alguien que le diga qué hacer y cómo vivir, pues ellas tienen acceso directo a Dios a través de Jesús.

Tómate un tiempo para memorizar el verso de hoy, y aún más, para vivirlo cada día.

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