A todos nos ha pasado que estamos en un lugar pero a la vez estamos muy lejos de allí.
A mi me pasa frecuentemente, que aunque estoy en un espacio físico mi cabeza está en otras cosas y no puedo disfrutar, el tiempo se va volando y no me di cuenta por qué estaba donde estaba.
A Marta, la hermana de María le pasó eso.
Jesús iba por un pueblo. Dentro de su apretada agenda estaba la discusión con los fariseos sobre el buen samaritano, el envío de los 70 para evangelizar y hacer milagros, la enseñanza sobre el Padre Nuestro, pero decidió pasar una casa y visitar a Marta y María..
María estaba feliz con el Maestro, en cambio Marta estaba atareada preparando las cosas para que Jesús se sintiera bien, pero si él hubiese buscado «comodidad» de seguro se habría ido al Belén Marriot Inn. Lo que él quería era compartir tiempo con ellas.
Marta se molestó tanto que dijo
—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado todo el trabajo a mi sola? Dile que me ayude.
El Señor le respondió:
—Marta, Marta, estás preocupada y molesta por demasiadas cosas, pero sólo hay algo realmente importante. María ha elegido lo mejor, y nadie se lo puede quitar. (Lucas 10:40-41 PDT)
Esto lo leerán muchos Martos, Maríos y Martas y Marías. Hay mucho que hacer, sí, por supuesto, pero no te pierdas lo realmente importante cuando tengas la oportunidad. Jesús pasa por casa y nada más importa.