Cuando madures búscame, estaré en los columpios. #Plop
Durante mucho tiempo me he preguntado sobre las razones por las cuales las relaciones sentimentales terminan. A veces decimos que es por egoísmo, por rutina o incomprensión, yo propongo una nueva hipótesis: la de la mandarina verde.
Si tú tienes sed, hambre o ganas de una fruta y lo único que encuentras es una mandarina verde podrías probarla igual. ¿Te quitará la sed? Sí. ¿Te quitará el hambre? Claro. ¿Tendrá un buen sabor? No. Aunque tú tengas expectativas de que esa mandarina sea la más deliciosa del mundo, te dejará un sabor amargo por una sencilla razón: está verde. No es mala, no es venenosa, simplemente está verde.
Muchos de ustedes quieren sentirse amados, queridos, que alguien les tome la mano, que todo el día les escriba por Whatsapp, que de likes a todas sus fotos. ¡Qué bonito es sentirse importante para alguien! pero… si es una mandarina verde, al final lo que queda es un sabor amargo.
Muchos chicos me dicen «es que ella no es así/ella no hace así/ella no me ama así/peleamos mucho» y ahora les digo que es porque está verde. No es que la mandarina sea mala, no es que sea venenosa, es que tú la elegiste verde y eso, por más que pongas todo de ti, no cambiará, ¡seguirá verde! «Pero el amor cambia a la gente» Sí, pero «tu amor» no acelera los tiempos de Dios ni los procesos que cada persona debe vivir.
Como ya les conozco a ustedes dirán «pero yo por amor esperaré a que madure», cuando la verdad es que cada día ese sabor amargo que deja la mandarina verde te irá incomodando, una vida frustrada, acostumbrado a eso aunque ese no es el plan de Dios.
Si te das cuenta que tú eres la mandarina verde, entonces debes ser claro contigo mismo. Como dice mi amigo Fercho «si eres una persona complicada no compliques la vida de otro». ¿Mejor esperar a que la otra persona madure? No, tú madura primero y no seas la mandarina verde para otra persona. Si alguien decide estar contigo debería ser cuando estés listo para amar, para no ser esa mala experiencia que alguien vivió. Acuérdate lo que dijo la mujer del libro de Cantares: tu amor es más dulce que el vino.
Un día tu debes ser lo que endulce la vida de alguien más. No te conformes con quitarte las ganas de querer y ser querido, es mejor amar cuando estés listo.
En esta vida todo tiene su momento; hay un tiempo para todo. Eclesiastés 3:1