Disfruto ir a comer, de hecho, me gusta recibir mi sueldo mensual o quincenal e irme a comer sólo o acompañado, aunque acompañado es mejor un café. Hay lugares donde se paga por adelantado y otros donde puedes pedir y pedir y al final te traen la cuenta, el valor total de todo lo que has consumido.
Mi vida no ha sido «primero pague y después consuma» sino «sírvase todo lo que quiera, luego paga en efectivo o a crédito». Lo que nadie me dijo es que a veces diferir nuestro consumo iba a salir muy caro. Como en la ocasión que decidí tener mi primer romance express. Decían «fresco, un par de semanas y ya». Y tiempo después llega el estado de cuenta y te dice Las consecuencias de esa decisión las tienes que pagar. A veces el pago es uno solo, en otras ocasiones poco a poco te va matando el interés de aquella decisión mal tomada.
De repente ahora quiero tomar decisiones y no puedo, porque tengo una cuenta aún pendiente. Y a veces me arrepiento, pienso que pude evitar consumir tanto en el restaurante de la vida, en el que pedí lo que no quería, me empaché de lo que no debía y ahora debo controlar mi gasto porque se el costo de una decisión tomada.
Mi amigo y pastor Gio alguna vez me compartió varios puntos para tomar decisiones adecuadas, ya sea que sus consecuencias sean de contado o en plazos:
- Dios te ha dado inteligencia y sabiduría, utiliza el sentido común.
- Existen dos filtros: Honrar a Dios y honrar a quienes nos rodean; la decisión que tomarás ¿cumple con estos dos parámetros?.
- ¿A dónde te lleva esta decisión? Lo que decidas será un escalón o un tropezón en tu vida, elige bien, no sólo pensando #YOLO (You Only Live Once)
Sólo me queda decirles: Buen provecho
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