El mundial 2018 ha sido una prueba más de que nada está dicho. Equipos grandes que sufrieron para clasificar, equipos supuestamente pequeños que demostraron que la billetera no determina la victoria. Y entre todos ellos, está Argentina.
El equipo argentino empató y perdió. Le quedaba un partido para definir la clasificación y mientras todos daban por hecho la eliminación, acá decían que la oportunidad está intacta, y así fue. Llegaron a última hora y consiguieron la clasificación. Algunos se quejarán, dirán que Argentina no se merecía, no venía haciendo una gran campaña y que merecían pasar otros, no el que ganó al último, y eso me recordó un pasaje de la Biblia.
El reino del cielo es como un propietario que salió temprano por la mañana con el fin de contratar trabajadores para su viñedo. Acordó pagar el salario normal de un día de trabajo y los envió a trabajar.
»A las nueve de la mañana, cuando pasaba por la plaza, vio a algunas personas que estaban allí sin hacer nada. Entonces las contrató y les dijo que, al final del día, les pagaría lo que fuera justo. Así que fueron a trabajar al viñedo.
El propietario hizo lo mismo al mediodía y a las tres de la tarde.»A las cinco de la tarde, se encontraba nuevamente en la ciudad y vio a otros que estaban allí. Les preguntó: “¿Por qué ustedes no trabajaron hoy?”.
»Ellos contestaron: “Porque nadie nos contrató”.
»El propietario les dijo: “Entonces vayan y únanse a los otros en mi viñedo”.
»Aquella noche, le dijo al capataz que llamara a los trabajadores y les pagara, comenzando por los últimos que había contratado. Cuando recibieron su paga los que habían sido contratados a las cinco de la tarde, cada uno recibió el salario por una jornada completa. Cuando los que habían sido contratados primero llegaron a recibir su paga, supusieron que recibirían más; pero a ellos también se les pagó el salario de un día. Cuando recibieron la paga, protestaron contra el propietario: “Aquellos trabajaron solo una hora, sin embargo, se les ha pagado lo mismo que a nosotros, que trabajamos todo el día bajo el intenso calor”.
»Él le respondió a uno de ellos: “Amigo, ¡no he sido injusto! ¿Acaso tú no acordaste conmigo que trabajarías todo el día por el salario acostumbrado? Toma tu dinero y vete. Quise pagarle a este último trabajador lo mismo que a ti. ¿Acaso es contra la ley que yo haga lo que quiero con mi dinero? ¿Te pones celoso porque soy bondadoso con otros?”.
»Así que los que ahora son últimos, ese día serán los primeros, y los primeros serán los últimos.
Mateo 20