Desde pequeño en la iglesia me hablaban del reino de los cielos. Recuerdo el versículo de «Busca primero el reino de Dios…» y una canción basada en ese versículo. También algunos sermones donde se hablaba de Jesús y el establecimiento de su reino. Sinceramente, nunca entendí bien lo del reino de los cielos.
No me había dado cuenta que no comprendía lo de los reinos porque yo no vivo en un reino, sino en supuesta democracia. En el tiempo que relatan los evangelios, los israelitas estaban bajo el dominio del imperio romano. Existían los zelotes, quienes querían la liberación de Israel y habían los fariseos y saduceos que jugaban a favor de los romanos, también los cobradores de impuestos.
Mirando mi realidad me doy cuenta que estoy rodeado de abusos, robos, ataques, violencia. El reino en el que vivo está construido para pisotear a unos y favorecer a otros. Hay miles de caciques en este reino que buscan su beneficio propio, e incluso yo he querido figurar en algunas épocas de mi vida. No vivo en un reino de equidad sino de despilfarro, con miles de personas heridas, que aunque se esfuerzan no pueden ir más allá.
Y ahí entiendo porqué el reino de Dios debe establecerse aquí
Porque su reino es perfecto y eterno. Es un reino de justicia, de perdón, de misericordia. Es el único reino en el cual su rey es el más grande, el más justo, soberano, intachable. Es un reino que trasciende a los castillos, las casas de gobierno y las constituciones. Es un reino que maneja una justicia desconocida para nosotros, tan elevada que apunta a la restauración y no al escarmiento.
Si Dios estableciera su reino en la tierra hablaríamos de otras historias. Un mundo sin trata de personas, sin violencia familiar, sin abusos sexuales cometidos por personas que debían cuidar de otros. Hago una pausa mientras escribo esto y respiro porque me emociona pensar en establecer el reino de Dios aquí en la tierra y en que eso puede suceder a través de nosotros.
Hagamos una pausa y pensemos cómo establecer el reino de Dios donde estamos. El mensaje del reino va más allá de salvar almas, nos lleva a salvar vidas.
Tuyos son, Señor,
la grandeza y el poder,
la gloria, la victoria y la majestad.
Tuyo es todo cuanto hay
en el cielo y en la tierra.
Tuyo también es el reino,
y tú estás por encima de todo.1 Crónicas 29:11 NVI