Febrero 28: Aunque duela caminar

¿Quién se despierta con ganas de vivir después de una infidelidad?, ¿quién quiere continuar con sus metas después de descubrir una mentira, un secreto que lastima? Así como estoy de acuerdo con hacer pausas, detenerse y descansar, también entiendo que a veces debemos seguir aunque duela caminar.

El dolor de una mentira, infidelidad, despido o mala noticia es paralizante. Nos lleva a refugiarnos, a escondernos o a aparentar. A veces no queremos continuar, queremos dejar todo ahí, pero el mundo sigue girando, tus hijos, esposo, padres, hermanos, aún te necesitan. Hay muchas ocasiones en las que debemos seguir, no porque queramos, sino porque la vida continúa.

Recuerdo aquella conversación con una mujer que se enteró que su esposo fue infiel. Llanto, dolor, dudas, vergüenza, enojo. No podía decirle «es que a los que aman a Dios todo les ayuda a bien», ni decirle que todo tiene un propósito, solo podía decirle que Dios estaba ahí en su dolor, porque eso es lo que necesitamos cuando algo duele, saber que él está ahí.

Ella no entendía lo que pasaba, pero debía continuar con su vida. Al día siguiente, sus hijos despertarían, irían al colegio o escuela, debía ayudarlos en las tareas, la vida seguía. Imagino que ella habría querido detener el tiempo y esperar a que todo se solucionara, pero necesitamos caminar en medio de las circunstancias. Cuesta muchísimo, pero es una lección que todos debemos vivir, aunque no quisiéramos.

Imagínate la última cena de Jesús. Con sus amigos, compartiendo un tiempo tan especial, pero con el tiempo contando para ser capturado. Orando por otros, sabiendo que en unas horas será golpeado y juzgado. Sin duda el temor, el dolor, estaban presentes, pero la meta se mantiene, debemos seguir.

Dios está contigo, y no está esperando a que te sientas mejor para hacer algo por ti. El mismo hecho de estar junto a nosotros en los momentos más sombríos es en sí una luz en la oscuridad, saber que se queda a nuestro lado para llorar, para dudar, para enojarnos, con la promesa de que él seguirá junto a nosotros.

Les he dicho todo lo anterior para que en mí tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo.
Juan 16:33

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