En un bar, en un auto, en una casa, en el parque, Dios está en todas partes.
Como ya les he contado en publicaciones anteriores, asisto a la iglesia desde mis cuatro años. Entre tantas cosas que aprendí y memoricé para obtener un premio había una enseñanza que era complicada de entender (hasta ahora): los atributos de Dios.
Esta lista eran varias palabras que termina en “ente”: Omnipresente, omnisciente, omnipotente. Sin entrar en clases de idioma, omni quiere decir “todo, en todo”, por lo que su significado es “que está en todo lugar”, “que lo sabe todo”, “que lo puede todo”. Recuerdo haberme impresionado al saberlo, pero no lo comprendía completamente.
Pensaba en un Dios omnipresente como una suerte de superhéroe, como Flash, que podía estar en todo lugar porque es súper rápido, o como un gran ser que es tan grande que lo envuelve todo. Para muchos ahora Dios es grande, pero han tenido que enclaustrarlo para manejarlo a su conveniencia.
Pensamos que la gente debe ir a cierta reunión o a cierto evento para encontrarse con Dios, para tener un cambio de vida. Queremos envolverlos en entornos que podemos controlar, ya sea a través de la música, las palabras, el ambiente, y nos olvidamos de esa palabrita: omnipresencia. Dios está en todas partes y obra en otras partes.
¿Dónde queda la omnipresencia de Dios?
Se acercan los leprosos, los ciegos, la mujer rechazada por la sociedad y Jesús no le invita a un evento, les da una respuesta allí, donde están. Obviamente él tenía una respuesta para dar, lo cual es nuestro talón de Aquiles. Queremos llevar a la gente a otros lugares para que les respondan lo que nosotros deberíamos saber y no sabemos o no queremos aprender.
Cada uno tenemos una historia distinta. Mis conversaciones más importantes con Dios han sido en el auto, manejando, en la calle en medio de la lluvia o en un sillón de mi casa que siempre es testigo de momentos importantes en mi vida espiritual. Es valioso tener un lugar donde podamos orar pero más importante es recordar que Dios está en todo lugar, que él no habita en casas construidas por hombres. Nos quejamos de otros porque han creado figuras para representar a Dios y no vemos que nosotros hemos intentado encerrar a Dios en un espacio, generando dependencia.
Vive tu fe en todas partes, vívela en la calle, en el local de almuerzo, en la cancha de fútbol, en el colegio, escuela o universidad. Hay gente que no quiere pisar una iglesia, y no necesitan hacerlo como requisito para conocer a Dios. Él fue el que se acercó al mundo, él fue quien hizo un puente a donde nosotros estábamos. Seamos nosotros parte de eso, llevemos nuestra fe a todas partes así como Dios está en todas partes.
Ayer estuve en una reunión muy interesante. Reflexión bíblica, música cristiana, un recibimiento bastante familiar, y no, no era una iglesia, era un bar. ¿Una reunión cristiana en un bar? Pues sí señores. Por dos horas no hay venta de alcohol allí, pero sí pizza y gaseosa, té o café. Durante dos horas las personas que no quieren ir a la iglesia encuentran allí una que entiende que Dios sí es omnipresente.