Siempre me interesaron las cosas que no entiendo. Las descargas eléctricas a la cabeza de una persona es una de esas cosas curiosas. Más curioso es saber que aún se da en nuestro entorno, como lo escribo más adelante. Empecemos describiendo lo que es la TEC Terapia ElectroCompulsiva.
El electroshock es un procedimiento por el cual alguien recibe una descarga eléctrica, que lo despierta, lo aturde o pone al sujeto en situación de expectación, de que algo pasará.
En el interné’ encontré esta descripción:
El electroshock es una corriente eléctrica alterna que puede ser desde 120 hasta 400 voltios que se aplica a una persona, en dependencia de su contextura física, para provocar un estado de shock con el fin de eliminar algunos trastornos mentales como la depresión o el deseo de suicidio(psiquiatrianet.wordpress.com )
Muchas «iglesias cristianas» han adoptado el electroshock espiritual como uno de sus recursos a la hora de atrapar a su gente.
Conferencias, congresos, talleres, encuentros, conciertos, noches de milagros, de liberación, etcétera, son varios de los eventos en los que los asistentes reciben una descarga del cielo que les permita mantenerse despiertos un par de semanas hasta recibir su próxima dosis.
No estoy en contra de los eventos, de hecho he asistido a varios y espero organizar otros en el futuro. Lo que no me cuadra es creer que Dios es un cajero automático de superpoderes y puedo llamar a la gente y decirle «Gran noche de exorcismos, venga atribulado y regrese a su casa sin el diablo adentro». Si nos remitimos a la Biblia, Jesús no se dedicaba a organizar eventos para que la gente «sienta a Dios».
Lo sobrenatural existe, sin duda alguna. Los milagros existen y son reales, pero seguir a Jesús es más que una experiencia. Un milagro es la manera en que Dios llama tu atención. Seguir a Jesús es vivir como él vivió.
A Nicodemo le dijo:
Dios amó tanto a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna.
(Juan 3:16 TLA)
La palabra clave es «creer».
Cuidado y te quieran colocar los electrodos siempre en la cabeza. Creer en Jesús no es una sensación, es creer y caminar por convicción. Boom.