Mi mamá me ama, mi mamá me mima, amo a mi mamá excepto cuando me dice que arregle mi cuarto. Plop 1.
Mi papá me ama, mi papá me mima, amo a mi papá excepto cuando él también me dice que arregle mi cuarto. Plop paternal.
Hay varias cosas que heredamos en la vida, en mi caso, por ser el hijo mayor recibía la ropa de uno de mis tíos que es mayor con dos años, mi hermano heredaba mi ropa, y él no daba su herencia a nadie. En otros casos hay gente que hereda fortunas, autos, terrenos, casas, departamentos, diabetes, alergias, etcétera.
De niño, (y es por esto el título del post de hoy) siempre quise tener la fe de mi papá y de mi mamá. Cuando algo faltaba en casa o en la iglesia donde trabajábamos ellos oraban, y oraban, y oraban. Además de esto siempre fueron muy proactivos (dícese de quienes tienen iniciativa y trabajan para que las cosas sucedan), oraban pero también caminaban, tomaban decisiones, y yo veía cómo Dios respaldaba sus vidas. Así que yo quería lo mismo para mi.
Resulta que la fe no es hereditaria.
¿Se han dado cuenta que en el Antiguo Testamento, Jehová les dice a varias personas «Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob»? Recientemente entendí por qué: ¡les estaba recordando las cosas que había hecho con sus padres! Ya que la fe no es hereditaria sí es un regalo de Dios, y cuando él les recordaba los nombres de sus padres era para traer a memoria las hazañas y milagros que hizo con ellos:
- Abraham y su esposa tuvieron un hijo aunque ella era estéril… ¡y además estaban viejos!
- Isaac era el hijo de la promesa de Abraham, pero tuvo que conocer la fidelidad de Dios personalmente. Fue extranjero y vio prosperar su trabajo aún en momentos difíciles, además su esposa fue la respuesta a la oración de su padre.
- Jacob huyó de su casa después de deshonrar a su hermano, anduvo como nómada pero encontró un hogar y formó su familia. Tuvo hijos, hijas, riqueza, pero sobretodo encontró el perdón de su hermano muchos años después.
La lista podría continuar, podemos mencionar a Josué, Gedeón, Esther, Daniel, José, Nehemías, Esdras, Pablo, pero el nombre más importante en esa lista es el tuyo. ¿Te imaginas que el versículo dijese «Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jimmy»? ¡Wow! Nos preguntaríamos qué hizo Dios con él para hacer su fe más personal.
Yo soy el Dios de tus antepasados; yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de __________ (agrega tu nombre, el milagro que buscas puede ser realidad).
El Dios de mis padres tiene que ser mi Dios, un día mis hijos buscarán al Dios de su padre también. Fe es ver lo que no es como si fuera.