Mientras muchos «líderes religiosos» en lugar de pastores son trasquiladores de ovejas, hay otros que sí se preocupan por el bienestar de la gente.
En una sociedad en la que las iglesias son vistas como lugares donde te quitan tu dinero, te lavan el cerebro; donde lastimosamente se han encontrado mentiras, abusos y vergüenza, es realmente valioso encontrar gente que de corazón se preocupe por ayudar a quienes han caído. Quizá por eso Jesús eligió a Pedro para pastorear a su gente.
Pedro era un tipo que sabía lo que era la vida, lo que fue caer y levantarse, él sabía lo que era ser perdonado. No había nadie mejor que él para decirle al que había caído que hay una oportunidad de levantarse; que cuando el problema llegaba a su barca, sabía lo que era temor, pero también sabía decir «Jesús sálvame que me ahogo». Pedro era un buen pastor porque sabía lo que era ser oveja.
Hoy quiero agradecer a mi pastor Gio por todos estos años de servicio, este post es un homenaje por la labor de un pastor que no ha buscado la lana de sus ovejas, sino que pueda crecer y ayudar a crecer a otros. No hay mejor manera de hablar de Jesús que demostrándolo en tus actos. Pocas veces encontramos personas así, y cuando las encontramos es una bendición.
Y el título es porque hoy un amigo al despedirse de él dijo «Tengo dos palabras: Querido pastor». Hay muchos que nunca escucharán esas dos palabras en toda su vida, que honor tener un amigo que sea tan pastor como oveja.