Malo, malo,
el diablo es malo y nos corrompe, rompe,
desde niño lo sabía y no hice caso, caso,
el diablo es malo y nos corrompe, rompe,
el diablo colorao.
¿Has conocido a un cristiano que hable más del diablo que de Dios? Yo si, demasiados. Pastores, misioneros, profesores, ministros, curas, músicos, profetas, etcétera, he conocido un montón de ellos que hablan más del diablo que del Dios en el que dicen creer. Jesús fue uno de los que más habló del enemigo que tenemos, decía que el diablo es como un león rugiente que está esperando a que alguien se descuide para devorarlo. Sus palabra son objetivas al decir «ten cuidado, alguien está esperando tu caída para hacerte polvo»
Nosotros los cristianos, y sobretodo los latinoamericanos, somos expertos para regalar culpas. Si te atrasas a tu trabajo no fue tu culpa, fue culpa del señor chofer del autobús haber ido tan lento. Si olvidaste tu tarea es culpa de tu perro porque se la comió; si no pasas tiempo con tu familia es culpa del trabajo. Todo es culpa de alguien, nunca es tuya. Déjame felicitarte por ser tan cobarde.
Así mismo sucede con el diablo. El pobre don diablo es «culpable» de todas las estupideces que hacemos, decimos o pensamos. Si eres hombre, vas caminando por la calle y aparece una mujer despampanante con un escote lujurioso es culpa del diablo. Si eres mujer y acabas de insultar a tu mamá, a tu mejor amiga, a toda tu familia y a tí misma frente al espejo es culpa del diablo por hacerme enojar. Te deprimes y es culpa del diablo; te enojas y es culpa del diablo, te embarazas y es culpa del diablo (hay farmacias/droguerías/supermercados donde puedes comprar algo para evitar «eso») De allí que sean tan frecuente frases como «el diablo me tienta», «el diablo pone la tentación frente a mi», «caí en pecado», «yo no quería pero el diablo puerco que no me deja en paz».
Siempre les digo a mis amigos que es preferible ser un pecador convencido que un pecador hipócrita. En alguna etapa de mi vida que pecaba más que ahora, nunca se me pasó por la cabeza decir «Ay el diablo me tienta, y oh! soy indefenso» Siempre supe que estaba tomando decisiones totalmente equivocadas, y lo peor que podemos hacer después de equivocarnos es decir que no fue mi culpa.
La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran
-Lo dice Santiago en su libro homónimo Santiago 1:14 (NTV)
Y para terminar aquí el consejo del mismo Pablo
Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir.
-Pablo en su 1er libro a los Corintios 10:13 (NTV)
Tengo que ir al banco, ojalá en el camino no aparezca una tentación, y si aparece, ojalá no me olvide el versículo que acabo de escribir arriba.
Sin duda alguna, un abrazo.
Bien puerco es el condenado :D
Es más fácil culpar a otros de nuestras erradas decisiones porque así no somos responsables de las mismas, sin embargo, representa un desafío hacernos cargo de nuestras propias vidas y acciones.
Nota: El diablo es tan puerco, y «tú también» que logró ser nombrado 18 veces en este artículo!!! jajaja
Es mejor ocuparnos con Cristo. Bendiciones.