Han transcurrido 7 meses de este 2015 con momentos buenos y momentos feos. Muchas cosas empezaron y terminaron y otras están en proceso de ocurrir, como mi cambio de vida. A estas alturas de la historia universal resulta que la gente aún se sorprende de la naturaleza humana de nosotros, a quienes llaman líderes.
Tanto le cuesta a la gente aceptar que seamos imperfectos, normales, con errores y malas costumbres como todos, que se alarman ante la realidad, al saber cómo somos. Obviamente, muchos prefieren mantener una imagen, lo que llaman «el testimonio» y que los demás no sepan cómo realmente son, pero ¿eso no sería también de alguna manera hipocresía o engaño? Por esta razón, he decidido hacer mi confesión pública de pecados 2015 para que no se alarmen cuando vean como soy.
- Soy terco.
- Me enojo cuando las cosas no salen como lo planeo.
- Escucho música «cristiana» que a veces adora más al hombre que a Dios.
- Llego tarde a la iglesia.
- Respondo mal.
- Procuro no hacerlo pero me cruzo semáforos en rojo.
- Me cuesta tener mi tiempo de devocional.
- No siempre obedezco a Dios.
- A veces prefiero hacer lo que quiero en lugar de lo que debo.
- Grito cuando juego fútbol.
- Soy intolerante con ciertas personas.
- Evito ir a lugares donde están las personas del punto 11.
- Escucho música «secular». Por lo menos el fin de ellos es hacer dinero, los cristianos lo esconden detrás de «alcanzar mi sueño en Dios». Ojo, lo digo porque muchos (hay excepciones) sueñan con llenar estadios, pero cuando no hay ofrenda no quieren ir «hasta lo último de la tierra» como decían antes.
- Uso ropa secular: Camisetas de equipos de fútbol, superhéroes.
- Veo películas seculares, las cristianas no me gustan mucho, siempre repiten lo mismo.
- Leo noticias seculares, me informan más de lo que sucede en el mundo que los portales cristianos que se dedican a encontrar a los líderes que están fallando.
- Voy a restaurantes seculares, donde sirven comida secular, atendido por meseros seculares. La comida que pido no es maná con agua convertida en vino, normalmente es un café y una empanada.
- Mis clientes son seculares, casi nunca trabajo con cristianos, son muy malos pagadores.
- El auto en el que voy también es secular. Siento entristecer a los que pensaban que voy en el auto de fuego de Elías.
- A veces ignoro a las personas.
- A veces digo sí cuando debía decir no.
- También reclamo a otros cuando me molesta lo que hacen.
- Una vez me bajé del auto para darme de golpes con un taxista.
- Hace unas semanas le grité a un chofer en el semáforo por obstruir mi vía. (Yo estaba en la vía correcta, aún así no debí gritar)
- Leo libros seculares.
- Voy a una universidad secular. No me paso todas las clases hablando de Aarón, Moisés, Caleb… no. La mayoría de las veces es sobre filósofos o diseñadores. Si Noé cuenta como diseñador, ehm, tampoco hablamos de él en la universidad.
- Me gusta que las cosas salgan como quiero.
- Tengo un blog que incomoda a muchas personas.
- Cuestiono lo establecido en el mundillo cristiano con el fin de animar a otros a pensar un poco más.
- Sé que Jesús murió para salvarme, no para volvernos más religiosos.
- Me enojo cuando la gente en la iglesia se alarma de que un pecador haya llegado. ¿Acaso la iglesia no es un hospital para pecadores?
- Tengo Netflix y Spotify, y si ven lo que veo y escucho se darán cuenta que no es «Heidi llega a Cristo» o «1000 canciones de bendición para orar todo el día». No soy tan friki con el cristianismo, prefiero vivirlo diariamente.
- He tenido relaciones sentimentales fallidas.
- Tuve un pasado feo (a algunos les alarma que mi pasado no sea impecable). Lo bueno es que aunque tuve un pasado, con Cristo tengo un presente y un futuro.
- Cometo el error de publicar mis pecados para que todos los conozcan.
Podría seguir, pero temo desilusionarles más. A los que no los desilusioné, agradezco la mirada de afecto con la que me ven y leen este post. Sólo espero llegar al final de mis días y poder decir «Dios, a pesar de esa lista de pecados tú me amaste y moriste por mi, además me diste una oportunidad. Gracias porque si hubiese sido por los que me criticaron no me habrías usado, pero como tu ves el corazón, me diste el chance de servirte a pesar de ser como soy.»