Todos tenemos nuestras razones. Otros no entienden lo que vivimos, pero nosotros sabemos por qué lo hicimos o dejamos de hacerlo.
Hace un par de semanas terminé de ver la serie que batió récords en Netflix: 13 reasons why. Por fin alguien retrató la vida de un adolescente quitándole la censura que todos utilizan porque, de lo contrario, la verdad sería muy cruda. Pero así es la vida de muchos, cruda, dura, dolorosa, incómoda, inexplicable. Vivimos en una sociedad susceptible a todo, pero lo que más daño le hace es la verdad. Maquillamos rostros y realidades para que resulten digeribles para otros, aunque eso implique mentir o contar verdades a medias.
Hoy es mi último día con 28 años. Miro atrás y recuerdo claramente aquellos días cuando le pedí a Dios que me quitara la vida, que me llevara, que no podía más, que sería mejor partir de este planeta. ¿Nunca le has dicho a Dios que ya no quieres vivir? Si no lo haz hecho, me alegro. En mi caso, recuerdo varias ocasiones.
Quiero ser sincero contigo, porque si algo he aprendido en estos primeros 28 años de vida es a ser sincero conmigo y con los demás. Hay cosas que suceden que te marcan la vida. Quizá no lo sabes, pero cuando era niño, un chico mayor quiso abusar de mí. Puede ser duro de leer, un poco inexplicable e inimaginable. En una sociedad que presume de sus éxitos, hablar de tus cicatrices es incómodo y podría herir susceptibilidades. Gracias a Dios no sucedió algo más grave de lo que pasó, pero con lo vivido fue suficiente para haber mirado al cielo varias veces a decir «Dios, no entiendo, ¿por qué?».
En la serie que te conté, una chica encuentra 13 razones para quitarse la vida. Duele ver cada una de las cosas que vive, porque es un retrato de nuestra sociedad, que a veces quisiéramos que sea el retrato de otros, incluso nos negamos a creer que eso le pueda estar pasando a la persona que está a tu lado, en frente tuyo..
Han pasado 28 años desde que Dios me dio la oportunidad de llegar a este planeta, y si bien he pensado razones para pedirle que me lleve de vuelta, también he encontrado más razones para seguir adelante. Mi vida no es sencilla, no es fácil, tampoco es la más difícil del mundo. Es mi vida y con mis aciertos y errores debo caminar cada día.
Hay 13 reasons para dejarlo todo, pero por lo menos hay una razón para continuar, te lo prometo.
No me malentiendas. Muchos de ustedes pensarían «Jimmy tiene cierta fama en el mundillo cristiano de su país, tiene invitaciones a eventos ¡y hasta una fan page!, ¿quién no quisiera su vida?» Pero la verdad, me río mientras lo escribo, esa no es una razón para continuar. «Quiero invitar a este escenario a Jimmy Sarango». Que lindo es escuchar eso. Uno de los apellidos de mi familia posicionándose en un mundo de egos, como lo llama Ulises Oyarzún. Un mundo que busca likes, fama, aplausos, escenarios e invitaciones. Un mundo de máscaras y conveniencias para posicionar ideas personales que tanto daño hacen a nuestra gente. No vivo por la fama, ni por los selfies.
Valoro el alcance que tengo a través de los eventos y el programa radial en el que tengo un espacio cada día, gracias a la confianza de los directores y, obviamente, a la bondad de Dios. Pero no, la fama no es una razón para seguir, de lo contrario el club de los 27 no se habría suicidado.
Miro atrás y veo el camino recorrido, un camino muy diferente al que imaginé, pero es el que me trajo a donde estoy, y que me permitió conocer a las personas que me acompañan hoy. Me imagino que el camino tiene baches en los que me dolerá tropezar, no lo dudo, aún así, siempre será mejor continuar, o como dije alguna vez, detenerse para respirar y luego continuar, al ritmo de cada uno.
¿Por qué sigo? Porque cada día puedo aprender algo más, porque Dios quiere trabajar en mi carácter, como me dijo el Gio en una ocasión. Porque mañana puedo dar la mano a alguien más, porque alguien puede darme la mano a mi y ayudarme a levantar. Porque por más insignificante que parezca lo que hacemos, cada acción tiene repercusión en la eternidad.
Te lo repito y te pido que no lo olvides:
Hay 13 reasons para dejarlo todo, pero por lo menos hay una razón para continuar, te lo prometo.
Atentamente,